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LOS HIJOS DEL OLVIDO ![]() Yanibel Hurtado Vargas
(Reportaje)
![]() Es navidad, toda la tierra se alegra pero mi alma se entristece Cuando salgo a caminar y veo con impotencia a los niños trabajar. Mientras unos limpian los nichos de los muertos, otros cantan en los carros y otros tienen diversos oficios, etc. Es el triste destino de los niños de la calle. Mientras que algunos trabajan Para ayudar a su familia, otros lo hacen para comer el pan de cada día. Muchos de estos pequeños no tendrán qué cenar esta Navidad. Y mucho menos tendrán prisa por despertar la mañana del 25 de diciembre para correr a abrir los regalos, pues saben que debajo del árbol no habrá nada para ellos. Hay en el mundo unos 150 millones de niños que viven en la calles; de ellos unos 40 millones en América Latina (Jóvenes del Tercer Mundo). Fuente informe del reporte dado por la UNICEF. El creciente número de niños de la calle se debe a la creciente pobreza que alberga nuestra sociedad. Es imposible determinar cuantos niños viven “en la calle” y cuántos “de la calle.” Sin embargo, una gran parte de ellos aún no han cubierto sus necesidades básicas ya que son privados de su derecho elemental “simplemente ser niños”.
Lamentablemente la ciudad de las treinta y tres iglesias alberga también alrededor de 450 niños aproximadamente que dedican su tiempo a las calles ya sea para trabajar, drogarse o robar; con tal de llevarse un pan a la boca (fuente: según el informe estadístico de la municipalidad de huamanga); según este informe dado por la municipalidad el porcentaje de niños de la calle han acrecentado. Sin duda, el fenómeno de los niños de la calle es fruto del imparable crecimiento urbano, la pobreza y la falta de alternativas. Algunos huyen de la violencia en su casa, otros se ven obligados a buscar trabajo porque sus padres no les pueden mantener. Los niños que todavía tienen relación con su familia entregan su dinero en su casa para mantenerla, pero cuando su hogar es la calle esos ingresos los invierten en comida, drogas, juguetes, etc.
Es así, como me interno en ese submundo de los pequeños de la calle donde la misma situación económica y social de la ciudad les empuja a olvidar ese mundo mágico de la infancia para convertirse en “adultos” y tomar grandes responsabilidades.
Cristian Contreras Yoli, más conocido como “Batista” quien dejó su natal Pichari para buscar un mejor porvenir, es así como llega a huamanga junto a su madre y sus 4 hermanos, pues el padre los abandono con solo seis meses de embarazo que tenía su madre de su último hermano. Su padre con el pretexto de buscar trabajo Salió una mañana y nunca más volvió desde ese día Cristian no sabe nada de su progenitor. Cuántas cosas más esconden estos pequeños trabajadores, cómo es su vida, y sobre todo, qué sienten cuando trabajan…Este niño se levanta todas los días a las cinco de la mañana alista sus útiles escolares y su herramienta de trabajo, camina muchas cuadras hasta llegar al cementerio general donde deja su herramienta y enrumba a su colegio, con una mirada inquietante y con el rostro enrojecido como si lo hubieran golpeado; pues no es para menos el duro invierno lo azota sin cesar mas él no hace caso pues su alma es más flagelada por la indiferencia de la vida y del duro trajinar que debe hacer día a día. Antes de empezar a trabajar Cristian cierra los ojos ora y le pide a Dios “que hoy me vaya bien diosito lindo, no quiero quedarme sin plata este día”. La gente va entrando y él rápidamente ofrece su servicio por unos cuantos céntimos o la voluntad de éstos. Aún nadie requiere de su ayuda y su rostro se entristece al ver a sus compañeros que han logrado una clientela.
Ya son las cuatro de la tarde y aún Cristian, al igual que yo, no ha comido al menos yo tengo para comprar una galleta y así engañar el estomago, pero Cristian no tiene ningún céntimo en el bolsillo y se tiene que aguantar el hambre hasta que alguien entre y necesite de su ayuda. Con una mirada entristecida observa a los otros niños que ríen y cuentan sus ganancias; entre tanto, como arte de magia dio su aparición un hombre delgado con una barbilla muy singular era como un ángel pero este traía un traje negro con una corbata azul marino muy llamativo, todos los niños se le quedaron viendo pero este se acerco directamente aquel niño que en todo el día no había logrado ni un céntimo con el propósito de pedirle su servicio, en segundos su rostro cambió de matiz tomo su balde y su trapo descolorido y se echó a correr por agua y con una pasión única limpió el carro de aquella persona. Todo por ganarse unos cuantos céntimos.
Ya se acerca la noche, el cielo se va apagando cada ves más y la luz artificial se va encendiendo y Cristian solo recibió 4 soles en toda la jornada de trabajo que realizó, que seguramente para muchos es poco, y sobre todo en estas fiestas navideñas pero él dice que “me sirve para comprar un sol de pan y el resto se lo doy a mi mamá para la leche de mi hermano”. Para este pequeño no habrá la tradicional cena navideña, pues nunca lo conoció es como cualquier día del año. Cristian acaba el día cansadísimo, sin apenas ganas para jugar con sus amigos reventando cuetes y sin poder darse una ducha caliente (dado que la poca agua que llega a su casa se tiene que racionar para beber o cocinar, si es que hay comida). Como él hay muchos niños que en estas fiestas navideñas no sonríen como aquellos que viven en paz.
Cuántas veces llegamos agotados del trabajo o vemos a nuestros familiares que llegan muy cansados, a veces de mal genio y otras veces silenciosos después de una larga jornada; en cambio, éste pequeño siempre tiene un ánimo gigante, una esperanza diaria y sobre todo, un empuje a hacer las cosas que varios adultos en otras situaciones no lo harían. Su audacia me deja impresionada, me llena de energía al saber que existe gente como él, y que nadie le preste aunque sea cinco minutos para conocerlo ya que sus ganas de vivir a pesar de tanta responsabilidad es inmensa pues su madre y sus hermanos son el motor de su andar.
Entre los 5 ó 6 años hasta los 12, según datos de OIT (Organización Internacional del Trabajo) realizan un trabajo ligero; entre los 12 y los 15 años el trabajo realizado es sin riesgo y de los 15 a los 18 años, el trabajo es considerado peligroso. Según la propia OIT “el trabajo infantil es aquel que priva a los niños de su infancia, su potencial y su dignidad, resulta nocivos para su desarrollo físico y mental.
Los niños no sólo trabajan en los cementerios como limpia nichos, también encontramos a niños trabajando en la agricultura, seleccionando basuras para vender, otros te ofrecen una canción mientras viajas en los micros para expender sus golosinas.
La tarde del 24 de diciembre mientras viajaba en el ómnibus con mi madre a comprar los víveres para la cena navideña. Me toco vivir una experiencia inolvidable, conocí a una niña de una vos melodiosa que entonaba desde la entrada del ómnibus la canción de Alicia Delgado, las letras de esta copla contaban la dura adversidad que nos toco vivir a los que sin querer nacimos en la desdicha.
Carmelita, quien no quiso decirme su apellido por desconfianza, con tan solo 8 años enfrenta el aprieto de la miseria y se pregunta por qué le tocó vivir a ella en la pobreza, “acaso Dios selecciona quienes deben de tener dinero y quienes no”. A su corta edad conoce muy bien la miseria, pues si no sale a trabajar no come, su madre está en el campo, pues desde que falleció su padre les ha ido muy mal.
De lunes a viernes ayuda a su tía a vender comida en el paradero de la ruta 3 y en las tardes va al colegio, cursa el tercer grado de primaria. Los sábados y domingos se instala en los ómnibus a cantar algunas canciones de su cantante favorita, después de cantar la pequeña ofrece sus caramelos a los pasajeros que con mucho esfuerzo logro comprar. La esperanza de esta pequeña se enciende tan pronto termina de cantar pues ahora le toca convencer a las personas para que le compren aunque sea un caramelo, y así como se enciende se apaga al llegar la noche al ver que solo tiene 3 soles, el cual tiene que distribuir para su propina y para las cosas que le piden en el colegio.
A pesar, de estas dificultades muchos niños que trabajan, al igual que carmelita, no han abandonado las escuelas. Ella y otros niños bosquejan que el trabajo les ayuda en el colegio incluso para pagar la matrícula, los útiles o el uniforme, trabajan para no abandonar la escuela ya que quieren tener un mañana lleno de esperanzas y felicidad pues esto es lo que sus padres les inculca para que no vivan en la misma miseria que sus progenitores. Pese a tantas adversidades la educación sigue siendo un bien con prestigio; empero muchos llegan tarde o muy cansados o disponen de poco tiempo para realizar las tareas.
¿A qué se denomina trabajo infantil?
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Se entiende por trabajo infantil a toda actividad económica de carácter legal realizado en forma regular, periódica o estacional, por niños o adolescentes que implique su participación en la producción o comercialización de bienes y servicios destinados al mercado.
Es tan indignante y triste que en pleno siglo XXI, se siga viviendo en un sistema mercantilista, burócrata donde los ricos cada día son más ricos y los pobres cada día somos más pobres, ¿Cuándo va a cambiar esta situación? ¿Hasta cuándo las grandes potencias mundiales van a seguir sin hacer nada al respecto? Desde aquí no pretendo que cambie el mundo, pero sí que se detengan un momento a reflexionar sobre qué estamos haciendo con el futuro de nuestro país (los niños). Se gastan miles de millones en producciones de cine cuando ese dinero podría calmar el hambre de tantos niños.
Ésta es la situación de todos los niños que les toco nacer en la miseria; unos pueden sufrir más, otros pueden sufrir menos. Lo que yo puedo decir sólo es un pedazo de lo que viven los que jamás son escuchados, los que gracias a una poca cantidad de soles son auxiliados para sobrevivir; pero muchos no nos damos cuenta de su sufrimiento, de la realidad que viven aquellos infantes que tal ves no eligieron vivir en este mundo de incertidumbre cada día se hace más inhumano, una realidad que parece ser distante a la nuestra, sin embargo, habrá que darse cuenta de que hasta que no nos preocupemos por escuchar a los demás y por romper esa indiferencia hacia los otros, la situación de nuestro Ayacucho no mejorará jamás.
Según la Convención de los Derechos del Niño; El Estado está obligado a respetar, proteger y asegurar los derechos del infante, esto significa que el país que firme la Convención asume un verdadero compromiso internacional, es decir que todos los niños del mundo sin importar el color de su piel, si tienen dinero o no, si profesan alguna religión o si tienen una discapacidad o enfermedad, etc. todos los niños tienen los mismos derechos. Por lo tanto nuestro país también integra esta Convención, y se ha creado dentro de la Constitución diversos artículos a cerca de los derechos que tienen nuestros niños de todo el país. Fuente: Informe de “La Convenció
n Europea”
Ayacucho no es ajeno. Y se a creado en nuestra región organismos y alberges como: Casadeni (wawakunamantaq) y la Beneficencia, que son instituciones que se encargan directamente de velar y de brindar una educación integral a todo niño que lo requiera. Pues estas dos instituciones ofrecen un programa de casa abierta, a niños, niñas y adolescentes que requieran de ayuda; no solo eso sino que también un espacio de referencia para su organización, formación y preparación personal y técnica. Así como, la atención de su problemática socio-familiar y económica”. Me supo manifestar en una entrevista la coordinadora de proyectos de la institución Casadeni (wawakunamantaq) Nancy Gálvez
A pesar de la existencia de estos organismos muchos de los niños no conocen sus derechos y son explotados, marginados por personas inescrupulosas que solo piensan en su existencia. Pues no consideran cuan difícil es sobrevivir ante las adversidades que la vida les pone a estas criaturas que les toco dejar aquel mundo de fantasías y colores por un mundo oscuro y lleno de crueldad que van acompañadas de lágrimas y nostalgias en su alma.
Es así como describo la vida de Nelson Cuba Castillo, quien trabaja con sus dos hermanos desde hace cinco años, en el mercado Neri García Zárate como cargador, quien esboza que algunas personas lo respetan y no abusan de su servicio mientras que otras lo insultan y le exigen un buen servicio por cincuenta céntimos.
Por el contacto que ha tenido con las promotoras de la institución Casadeni ha conocido cuales son sus derechos como infante y trabajador y por lo tanto no deja que las personas vulneren sus derechos. Lo increíble y sorprendente fue cuando Nelson y mi persona entablamos una conversación de política, pues un niño de 12 años me hablaba de una política crítica y de la situación social nefasta que viven los pobres de nuestro país porque a los ricos se les dio la gana, realmente su actitud me dejo anonadada, ni mis hermanos que son mayores que este pequeño tienen idea siquiera de la situación social que vive el país, sin embargo Nelson no conoce esta situación teóricamente o porque lo ha visto por los medios de comunicación masiva sino porque día a día ella lo asfixia. Con su rostro serio y con el brazo en movimiento, y con los ojos bien fijos en mi persona, critica el gobierno del señor Alan García “como nosotros no votamos, el gobierno se dedica muy poco a nosotros” declara enfurecido.
Seria de mucho agrado que al leer este reportaje se paren un momento a pensar sobre él, pero espero que no se quede sólo en ese pequeño momento, sino que sepan convivir con ello y no pierdan nunca de vista la verdadera realidad que tienen que vivir muchos niños de nuestra región y del país, que dista mucho de lo que se nos cuenta.
El falso amor al niño hace que de vez en cuando se redacten leyes como: Artículo 19º.- Modalidades y horarios para el trabajo infantil.- El Estado garantiza modalidades y horarios escolares especiales que permitan a los niños y adolescentes que trabajan, asistir regularmente a sus centros de estudio. Artículo 40º.- Programas para niños y adolescentes que trabajan y niños que viven en la calle.- Los niños y los adolescentes que trabajan participarán en programas dirigidos a asegurar su proceso educativo y su desarrollo físico y psicológico. Artículo 41º.- Programas para niños y adolescentes que carecen de familia o se encuentran en extrema pobreza. Todo esto para tranquilizar conciencias. En el fondo estos y otros niños piden en silencio un lugar en esta sociedad que les considera una carga poco rentable. Fuente: constitución política del Perú.
A pesar de que el gobierno, hagan todo por interesarse por los niños, puesto que son el futuro del país, el hombre ha construido una sociedad en la cual los niños y los ancianos molestan, obstaculizan el absurdo caminar cotidiano que al final no va a ninguna parte. Un niño es como plantar una semilla y cuidar de ella hasta que se convierta en un árbol y dé sus propios frutos, pero lamentablemente esto es utópico ya que estas cualidades necesarias para cuidar y educar a los niños son precisamente las que esta sociedad egoísta y sin sentimiento, que solo se interesan en su existencia, se encargó de destruir aquella niñez mágica.
![]() "No permitamos que nuestros niños sufran......"
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