El libro: “mi mejor amigo”

Como no considerarlo así, si el libro se encuentra en todas partes y a todos los precios; aquel amigo que influye en toda persona que lo considera así. Libro que es intelectualmente el fruto de un largo esfuerzo de sus autores.

En Ayacucho las presentaciones y escritores de libros se van poniendo de pie y gracias a sus aportes al conocimiento, ellos (autores) van promoviendo la adquisición de nuestros “amigos”, ya sea en ofertas, sorteos o en algunas ocasiones mediante regalos si alguien contesta alguna pregunta.

Pero la promoción ¿solo depende de los escritores?, pues no, nuestras autoridades también deberían de intervenir, ya que no solo es promover: la “espumante cerveza”, “los preservativos”, los “deliciosos cigarrillos” o “los grandes conciertos para gozarnos”.

Si hablamos económicamente, la inversión que se realiza es de lo más sacrificado, ahorras para poder editarlo; culturalmente, aprendemos a socializarnos, conocemos diversas culturas desde un folleto de un nuevo sol hasta cuan sea el precio.

Sin embargo, no todos podemos escribir, aunque debería de ser así, más aún los libros, necesitan de la entrega total en el largo proceso de la vida.

Los autores de libros, que con todo el esfuerzo realizado al escribir un libro, solo esperan que los integrantes de la sociedad, desde el niño que está aprendiendo a leer y a escribir las cinco vocales o el reconocimiento de los colores hasta aquel adulto con el alma joven que siempre está con su mejor amigo; lean, aunque sean muy famosos o desconocidos los escritores, pero lo hacen con mucho amor y entrega total al escribir un libro.

De nada sirve que se escriban los libros si las personas no tomamos conciencia y nos pongamos a leer. Creemos que solo al comprarlo podemos archivarlo y cuidarlo tal como está; sin embargo ellos (los libros) esperan que los cojamos y “devoremos”, como a un pollo a la brasa hasta quedar satisfechos y sepamos que cada palabra escrita en el libro tiene un significado muy valioso y a través de ello incrementamos nuestra sabiduría.

Asistamos a las presentaciones y compremos los prestigiosos libros, porque eso si merece un gran aplauso y por lo menos sabremos que algo bueno realizamos. Sería frustrante si aún los locales de presentaciones contaran con poca presencia de espectadores, no solo para los escritores sino también para algunos asistentes, pero no lo creo.

Pongámonos de pie y exploremos aquél mundo maravilloso que siempre estará en todas partes y juntos forjaremos nuevos conocimientos para los que vienen y para los que aún continuamos.